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miércoles, 9 de noviembre de 2022

Las 4 etapas de la Mediación.

Programa No a la Violencia
 
 LA MEDlAClÓN
 
TJT
 

 
En memoria a mi amiga Ruth Morris

 

 

Las cuatro fases o etapas hasta alcanzar el acuerdo en una Mediación.


Normas que toda mediación ha de cumplir:

  • El proceso ha de ser voluntario por ambas partes.

  • Debe haber una total y estricta confidencialidad.

  • El mediador no debe juzgar ni tomar decisiones, y ha de ser siempre neutral e imparcial.

  • Al garantizar la imparcialidad, se asegura la posibilidad de que todas las partes puedan expresarse disponiendo del mismo tiempo y de las mismas oportunidades.

  • Durante el proceso de mediación, cada parte debe ser respetuosa, no debe interrumpirse ni manifestar conductas agresivas.

  • Los acuerdos deben salir exclusivamente de las partes en conflicto, y la figura del mediador solo está para ayudar a mejorar la comunicación y buscar puntos de encuentro.

  • El mediador se reserva el derecho a suspender las reuniones del proceso de mediación ante cualquier conducta inapropiada por parte de alguna de las partes.

  • El proceso de mediación puede darse por concluido si las partes mediadas son incapaces de llegar a acuerdos y el diálogo se revela como ineficaz.

  • El mediador vigilará el cumplimiento de los posibles compromisos y acuerdos que alcancen las partes.

  • Se puede dar por finalizado el proceso de mediación si se considera que se ha dilatado o extendido por una conducta irresponsable de alguna de las partes en conflicto.


¿En qué consiste la mediación?

La mediación, como método de gestión y resolución de conflictos, ha sido y es una práctica constante en nuestras comunidades, sociedades y culturas. Es una herramienta eficaz utilizada para negociar entre las partes adversas, en presencia de una tercera, neutral, cuyo papel consiste en facilitar la comunicación y la búsqueda de soluciones.

El propósito de la mediación no es determinar quién tiene o no razón cuando existe un conflicto, sino ayudar a solucionarlo. La clave de la mediación es dar la oportunidad y el protagonismo a cada una de las partes para que puedan gestionar y llegar a una resolución efectiva del conflicto. El objetivo, por tanto, no es solo llegar a un acuerdo, sino cómo se trabaja y de qué medios se sirven las partes para conseguirlo.

La mediación supone, en definitiva, un intento de ayudar a la gente a que se comunique y se entienda de un modo diferente, con la intención de que amplíe su percepción del problema. Poder entender cómo afecta el problema o cómo se siente la otra persona es fundamental, más allá de que sea o no posible llegar a acuerdos concretos.

Para que un proceso de mediación sea desde el principio efectivo, la participación de las partes ha de ser voluntaria y la persona que ejerce de mediador debe estar debidamente entrenada y formada.

La figura del mediador


El mediador es la figura clave en la mediación y es la persona que contribuye a que se genere confianza entre las partes durante todo el proceso.


Es la figura del mediador la que ayuda a que las partes en conflicto interaccionen entre ellas, de forma que se entiendan y puedan llegar a trabajar juntas, de un modo completamente diferente al que lo habían estado haciendo hasta ese momento. Su cometido es, esencialmente, proponer procedimientos de búsqueda de soluciónes.

Para conseguir llevar a cabo la tarea de mediación es necesario contar con una serie de cualidades, como la de ser objetivo y mostrarse empático, para hacerse una idea de la posición de ambas partes; o ser imparcial y ganarse la confianza de ambos, de modo que el mediador se abstraiga de sus opiniones personales y dirija la solución del conflicto en base a las necesidades de las partes y no de las suyas propias.


Se hace desde la perspectiva del mediador, reflejando las consideraciones que tiene que tener en cuenta para afrontar el conflicto y fomentar la cooperación de las partes en el mismo.


Fases o etapas de la mediación


El proceso de mediación debe incluir una serie de etapas por las que todo mediador y toda parte en conflicto debe transitar.

Existen dos grandes fases diferenciadas; una primera entrevista con cada una de las partes implicadas en el conflicto; y una segunda fase, una vez que están de acuerdo ambas partes en proceder con la mediación, en la que ya se encuentran, se comunican y se pone en marcha la resolución de conflictos.


👉 PRIMERA FASE: La Pre-Mediación

Esta primera fase es clave para iniciar el proceso de mediación con buen pie, puesto que es la oportunidad del mediador para ser considerado como una persona implicada y en la que se puede confiar. Hay que tener en cuenta que la mediación no es aún conocida en la sociedad como método efectivo de resolución de conflictos, lo que puede suponer cierta resistcencia de las partes. Por tanto aquí tenemos que empezar a poner en práctica ciertas dotes de liderazgo, transmitiendo seguridad, confianza y conocimiento. En definitiva, profesionalidad y etica. y ademas:

El Decidirse por la mediación

Vamos a describir el proceso de mediación. Cuando las partes tienen un conflicto, si ambas están de acuerdo (principio de voluntariedad), se puede acudir a un Mediador No obstante, cabe la posibilidad de que la proponga una parte. En ese caso, el mediador contactaría con la otra parte para informarle sobre la mediación.

El primer paso será por tanto una sesión informativa. En esa sesión se explica todo el proceso de mediación, se resuelven dudas y se programa una sesión constitutiva.

Fase de premediación

El objetivo de esta primera fase de la mediación, que consiste en entrevistar a las partes, es obtener información sobre el conflicto, transmitirles confianza y permitir un espacio de desahogo, de modo que se pueda ir allanando el terreno para un encuentro final.

El resto de etapas de esta fase serían las mismas que en la fase de mediación: la presentación o encuadre, la descripción de lo ocurrido, la aclaración del problema, la búsqueda de soluciones y, por último, el acuerdo. En este caso, el acuerdo final consiste en que la persona acceda a participar en la siguiente fase de la mediación.

La fase de encuentro o mediación es la etapa más importante de todo el proceso, ya que es en esta fase en la que las partes presentan el problema y describen lo ocurrido, a efectos de poder aclarar el conflicto y buscar soluciones. Veamos cuáles son las etapas incluidas en la fase de encuentro o mediación:

Presentación o encuadre

En la presentación o encuadre, el objetivo es crear la confianza en el proceso de mediación. El mediador se encarga de explicar cómo se va a desarrollar (objetivos, expectativas, rol del mediador y las partes en conflicto, etc.), de recordar la importancia de la confidencialidad y de su colaboración, además de aclarar las normas básicas de participación.

Esta primera fase es particularmente conveniente informar a las partes de que una buena comunicación necesita de unos mínimos requisitos (que no haya interrupciones, que se esfuercen por entenderse, que exista una adecuada comunicación, etc.), de modo que si éstos se cumplen, se va a facilitar que se de una búsqueda de soluciones más rápida y eficaz, de mismo modo que si no lo hacen, es muy probable que la situación empeore.

Comenzar el encuentro recordando a las partes en qué consiste la mediación es importante, ya que; por un lado, les señalamos que para solucionar un problema es necesaria otra forma de interactuar, y que la figura del mediador está ahí para facilitar la comunicación, de modo que puedan resolver el conflicto; y por otro lado, que el mediador les va a servir de modelo de interacción, entendiendo que lo relevante no es tanto el contenido de lo que se dice, sino más bien el tono y la forma del discurso.


Descripción de lo ocurrido por las partes en conflicto.

 

En esta segunda etapa de la fase de mediación, cada una de las partes va a poder exponer su versión del conflicto y va a tener la oportunidad de expresar qué piensa y cómo se siente al respecto.

Este momento es ideal para que cada uno de ellos perciba que es escuchado y pueda desahogarse. De ahí que sea importante que el mediador genere un ambiente distendido y, sobre todo, que gestione el intercambio de mensajes.

El mediador debe conseguir que las partes respeten el turno de intervención, tratando de que realicen una escucha activa y empaticen cada uno de ellos con la parte contraria. También debe ayudar a poner sobre la mesa los temas más relevantes del conflicto (sin emitir juicios de valor o aconsejar), prestando atención tanto al contenido como a la relación entre las partes.


Aclaración del problema

En esta fase de mediación, la figura del mediador es clave, ya que busca identificar en qué consiste el conflicto para tratar de consensuar los temas más importantes para ambas partes. Se debe asegurar la conformidad mutua sobre los temas a tratar, de modo que se pueda avanzar hacia una solución del conflicto.

Además, el mediador tendrá que conseguir una versión consensuada del problema, explorando principalmente los intereses que subyacen a las posiciones de cada uno y dirigiendo el diálogo en términos de intereses (un punto clave para poder resolver adecuadamente el conflicto).

Esta etapa es de gran relevancia, dado que gracias a las preguntas que formula el mediador y las partes serán conscientes de que existen varios puntos de vista o enfoques del mismo problema, facilitando así la resolución del conflicto.

Asimismo, y como hemos apuntado anteriormente, si cada parte presenta primero sus intereses y después sus posiciones, será más fácil que la parte contraria se muestre receptiva hacia las mismas.

En definitiva, el objetivo de esta fase es: identificar los intereses, necesidades y sentimientos de ambas partes; comprender la posición del otro de forma empática; y tratar de destacar los elementos comunes en la percepción del conflicto, destacando la importancia que tiene para ambas partes llegar a un acuerdo.


En esta etapa aún no ha comenzado el proceso de mediación sino que el mediador está estableciendo el primer contacto con las partes. Aquí se les explica en qué consiste la mediación y cuáles son las “reglas del Proceso”.

De esta forma se indicará quién lleva a cabo la mediación; la posibilidad de realizar sesiones privadas sólo con el mediador prescindiendo de la presencia de la otra parte (caucus); la duración de sesiones y del proceso; los honorarios del mediador; y las normas de conducta. Estas últimas tratan de hacer pedagogía a las partes sobre la necesidad de favorecer la escucha activa, además de indicarles la confidencialidad y voluntariedad del proceso.

No hay que olvidar que la base de la mediación es la voluntad de las partes para solucionar sus discrepancias por ellas mismas. Al ser un sistema autocompositivo de resolución de conflictos son las partes las que plantean las alternativas y llegan a un acuerdo. El mediador es un facilitador para una comunicación eficaz.

Si deciden avanzar en el proceso y optar por la mediación, es importante felicitar a las partes.

En este momento habrán llegado a su primer acuerdo juntas.


👉 SEGUNDA FASE: Planteamiento de los Temas


Una vez se ha decidido comenzar el proceso de mediación, el primer paso es concretar los temas que las partes quieren tratar. Se da a cada parte la posibilidad de expresarse de forma libre y escuchar respetando las exposiciones de la parte contraria sin contradecir lo expresado por la otra parte.

 

Acta de inicio

En la sesión constitutiva, el mediador levanta una acta de inicio y se inicia el proceso en sí. El mediador hace valer sus múltiples técnicas (lluvia de ideas, asertividad, empatía...) para conseguir el acuerdo. La sesión dura como máximo 90-120 minutos. Al terminar esta sesión, se acuerda la fecha para la siguiente sesión.

Según el grado de dificultad para conseguir el acuerdo, pueden ser necesarias hasta 5-6 sesiones en total. Todo ello, manteniendo el máximo respeto entre las partes, teniendo en cuenta los deseos y necesidades de las personas, con el fin de que el acuerdo. Este clima es importante mantenerlo en todas las sesiones. De no ser así, la voluntariedad también la tiene el mediador para retirarse de la mediación.

En este momento las partes se encuentran cara a cara explicando su versión. Es una fase delicada puesto que habrá que afrontar momentos con alto contenido emocional.

Las partes pueden comenzar a atacarse con el riesgo de caer en una comunicación marcada por la hostilidad hacia el otro. El conflicto se verá entonces reducido a dos posturas enfrentadas.

En sus intervenciones, el mediador debe estar al nivel como persona con alto grado de inteligencia emocional, transmitiendo a las partes la calma necesaria para crear un clima agradable. Para ello, dejará que las partes se expresen libremente y reconducirá la situación para generar confianza y reducir la tensión cuando sea necesario.

Pero al margen de esta capacidad de fomentar una comunicación eficaz, es clave que el mediador descubra entre el alboroto emocional la verdad objetiva de cada parte. Debe comprender los motivos por los que las partes actúan o sienten de esa forma. Por ello, tiene que legitimar las historias de ambos, teniendo claro que legitimar no significa justificar.

Si se plantease un  tema sobre el que una de las partes no quiere hablar, es imprescindible descubrir el porqué. Para ello se tratará en una sesión individual si fuese necesario.


👉 TERCERA FASE:
Búsqueda de Alternativas


En esta tercera etapa se crea una agenda con los temas a abordar. Las partes colaborarán en crear una agenda de trabajo común. En ella, incluirán no sólo los propios intereses, sino también los de la otra parte.

Búsqueda de soluciones


En esta fase se tratan los temas más relevantes y se buscan posibles vías de solución y de encuentro. Los mediadores deben facilitar la creatividad en la búsqueda de ideas o soluciones (a través de técnicas como la tormenta de ideas, visualización creativa, etc.), analizando lo que cada parte está dispuesta a hacer y lo que le pide a la parte contraria, solicitar que valoren cada una de las posibles soluciones y pedir su conformidad con cada una de las propuestas.

En esta fase es muy importante que se manejen unas adecuadas habilidades de comunicación. A estas alturas del proceso de mediación, cada parte visualizará el hecho de ver que la persona contraria, que hasta ese momento era su adversaria, se ha tornado en una aliada con la que poder comunicarse con corrección y ha hecho concesiones, lo que facilitará que la parte concernida modifique también su conducta en pro de mantener la nueva situación que beneficia a todos.

El mediador es aquí el vehículo para llegar a una necesidad conjunta y un interés común, fomentando la creatividad para que puedan proponer opciones como posibles soluciones.

La implicación del mediador en este punto está enfocada a que las partes propongan las soluciones. Intervendrá para tal fin, aunque también deberá seguir controlando todo el proceso de la forma en que se explicó en la segunda fase. Este control es necesario puesto que puede seguir afrontando cargas emocionales negativas y ataques entre las partes. Es clave que ayude a las partes a dejar de pensar en términos de quién gana y quién pierde y sustituirlo por “todos ganamos”.


👉 CUARTA FASE: Acuerdo y fin del Proceso

Para llegar a este punto, las partes deben haber superado con éxito la etapa anterior habiendo planteado diferentes propuestas o soluciones. A partir de aquí el mediador trabajará para que las partes reflexionen y analicen la mejor solución de todas las expuestas. También redactará y hará el seguimiento del acuerdo al que se llegue.

Acta o Minuta final

Llegado al acuerdo, el mediador redacta el documento de acuerdo de mediación. Este documento se entrega a las partes para su estudio.  En un máximo de 10 días, se levanta el acta final que sirve de título ejecutivo. Esto es, que lo acordado se lleva cabo en los términos pactados.

Cabe tener en cuenta que lo descrito es un ejemplo genérico de mediación. Cada proceso puede tener sus peculiaridades que lo modifiquen de una u otra forma, pero a grandes rasgos, esto puede proporcionar una idea de cómo funciona.

Finalmente, en esta última etapa de la mediación que es la fase de acuerdo, el mediador debe ayudar a las partes a evaluar las propuestas, así como sus pros y contras, hasta que puedan decidirse por una de ellas. Asimismo, ha de ayudarles a definir claramente el acuerdo, buscando que este sea equilibrado, realista, concreto, posible y claro, aceptado por todos, evaluable y que quede por escrito.

Las partes tienen que comprometerse a cumplir aquello que han acordado y deben firmarlo. El mediador debería darse por satisfecho si las partes han podido entablar comunicación, aunque finalmente no hayan podido llegar a acuerdos concretos o, por algún motivo, no hayan querido plasmarlo por escrito con su firma.

Incluso en las ocasiones en las que el acuerdo haya sido imposible, la mediación habrá servido como entrenamiento para poner en marcha otro tipo de habilidades de comunicación, así como para mejorar la relación entre las personas.


Es importante contemplar la posibilidad del carácter temporal de los acuerdos puesto que las circunstancias pueden cambiar.  Por eso, las partes pueden prevenir posibles cambios futuros que pueden originar conflictos. Para hacerlo, añadirán cláusulas que contemplen estas variaciones, así como el compromiso de acudir a mediación en el futuro.

Para terminar, el mediador explicará los efectos del acuerdo, entregará una copia del mismo a las partes y lo firmarán.

Cabe destacar que el recurso de la mediación no debe considerarse como una alternativa peor que el proceso judicial por el hecho de que el cumplimiento del acuerdo alcanzado en mediación dependa de la buena voluntad de las partes. 

 

En esto consisten las etapas del proceso de mediación. Fácil y sencillo si las partes colaboran y cooperan evitando el enfrentamiento personal y buscando soluciones. Para eso está el mediador, que facilitará y fomentará la comunicación eficaz.



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