Las cuatro fases o
etapas hasta alcanzar el acuerdo en una Mediación.
Normas que toda mediación ha de cumplir:
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El proceso ha de ser voluntario por ambas partes.
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Debe haber una total y estricta confidencialidad.
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El mediador no debe juzgar ni tomar decisiones, y ha de ser siempre neutral e imparcial.
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Al garantizar la imparcialidad, se asegura la posibilidad de que todas las partes puedan expresarse disponiendo del mismo tiempo y de las mismas oportunidades.
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Durante el proceso de mediación, cada parte debe ser respetuosa, no debe interrumpirse ni manifestar conductas agresivas.
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Los acuerdos deben salir exclusivamente de las partes en conflicto, y la figura del mediador solo está para ayudar a mejorar la comunicación y buscar puntos de encuentro.
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El mediador se reserva el derecho a suspender las reuniones del proceso de mediación ante cualquier conducta inapropiada por parte de alguna de las partes.
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El proceso de mediación puede darse por concluido si las partes mediadas son incapaces de llegar a acuerdos y el diálogo se revela como ineficaz.
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El mediador vigilará el cumplimiento de los posibles compromisos y acuerdos que alcancen las partes.
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Se puede dar por finalizado el proceso de mediación si se considera que se ha dilatado o extendido por una conducta irresponsable de alguna de las partes en conflicto.
¿En qué consiste la mediación?
La mediación, como método de gestión y
resolución de conflictos, ha sido y es una práctica
constante en nuestras comunidades, sociedades y
culturas. Es una herramienta eficaz utilizada
para negociar entre las partes adversas, en presencia
de una tercera, neutral, cuyo papel consiste
en facilitar la comunicación y la búsqueda de
soluciones.
El propósito de la mediación no es
determinar quién tiene o no razón cuando existe un
conflicto, sino ayudar a solucionarlo. La clave de la
mediación es dar la oportunidad y el protagonismo a cada
una de las partes para que puedan gestionar y
llegar a una resolución efectiva del conflicto.
El objetivo, por tanto, no es solo llegar a un acuerdo,
sino cómo se trabaja y de qué medios se sirven las
partes para conseguirlo.
La mediación supone, en definitiva, un
intento de ayudar a la gente a que se comunique y se
entienda de un modo diferente, con la
intención de que amplíe su percepción del problema.
Poder entender cómo afecta el problema o cómo se siente
la otra persona es fundamental, más allá de que sea o no
posible llegar a acuerdos concretos.
Para que un proceso de mediación sea
desde el principio efectivo, la participación de las
partes ha de ser voluntaria y la persona que ejerce de
mediador debe estar debidamente entrenada y formada.
La figura del mediador
El mediador es la figura clave en la
mediación y es la persona que contribuye a que se genere
confianza entre las partes durante todo el proceso.
Es la figura del mediador la que ayuda a
que las partes en conflicto interaccionen entre ellas, de
forma que se entiendan y puedan llegar a trabajar juntas,
de un modo completamente diferente al que lo habían estado
haciendo hasta ese momento. Su cometido es, esencialmente,
proponer procedimientos de búsqueda de soluciónes.
Para conseguir llevar a cabo la tarea de mediación es necesario contar con una serie de cualidades, como la de ser objetivo y mostrarse empático, para hacerse una idea de la posición de ambas partes; o ser imparcial y ganarse la confianza de ambos, de modo que el mediador se abstraiga de sus opiniones personales y dirija la solución del conflicto en base a las necesidades de las partes y no de las suyas propias.
Se hace desde la perspectiva del mediador, reflejando las consideraciones que tiene que tener en cuenta para afrontar el conflicto y fomentar la cooperación de las partes en el mismo.
Fases o etapas de la mediación
El proceso de mediación debe incluir una
serie de etapas por las que todo mediador y toda parte
en conflicto debe transitar.
Existen dos grandes fases diferenciadas; una primera entrevista con cada una de las partes implicadas en el conflicto; y una segunda fase, una vez que están de acuerdo ambas partes en proceder con la mediación, en la que ya se encuentran, se comunican y se pone en marcha la resolución de conflictos.
👉 PRIMERA FASE: La Pre-Mediación
Esta primera fase
es clave para iniciar el proceso de mediación con buen
pie, puesto que es la oportunidad del mediador para ser
considerado como una persona implicada y en la que se
puede confiar. Hay que tener en cuenta que la mediación no
es aún conocida en la sociedad como método efectivo de
resolución de conflictos, lo que puede suponer cierta
resistcencia de las partes. Por tanto aquí tenemos
que empezar a poner en práctica ciertas dotes de
liderazgo, transmitiendo seguridad, confianza y
conocimiento. En definitiva, profesionalidad y etica. y
ademas:
El Decidirse
por la mediación
Vamos a describir el proceso de mediación.
Cuando las partes tienen un conflicto, si ambas están de
acuerdo (principio de voluntariedad), se puede acudir a un
Mediador No obstante, cabe la posibilidad de que la
proponga una parte. En ese caso, el mediador contactaría
con la otra parte para informarle sobre la mediación.
El primer paso será por tanto una sesión
informativa. En esa sesión se explica todo el proceso de
mediación, se resuelven dudas y se programa una sesión
constitutiva.
Fase de premediación
El objetivo de esta primera fase de la
mediación, que consiste en entrevistar a las partes, es obtener
información sobre el conflicto, transmitirles confianza
y permitir un espacio de desahogo, de modo que
se pueda ir allanando el terreno para un encuentro final.
El resto de etapas de esta fase serían las
mismas que en la fase de mediación: la presentación o
encuadre, la descripción de lo ocurrido, la aclaración del
problema, la búsqueda de soluciones y, por último, el
acuerdo. En este caso, el acuerdo final consiste en que la
persona acceda a participar en la siguiente fase de la
mediación.
La fase de encuentro o mediación es la
etapa más importante de todo el proceso, ya que es
en esta fase en la que las partes presentan el problema
y describen lo ocurrido, a efectos de poder
aclarar el conflicto y buscar soluciones. Veamos cuáles
son las etapas incluidas en la fase de encuentro o
mediación:
Presentación o encuadre
En la presentación o encuadre, el objetivo
es crear la confianza en el proceso de mediación. El
mediador se encarga de explicar cómo se va a desarrollar
(objetivos, expectativas, rol del mediador y las partes en
conflicto, etc.), de recordar la importancia de la
confidencialidad y de su colaboración, además de aclarar
las
normas básicas de participación.
Esta primera fase es particularmente
conveniente informar a las partes de que una buena
comunicación necesita de unos mínimos requisitos (que no
haya interrupciones, que se esfuercen por entenderse, que
exista una adecuada comunicación, etc.), de modo que si
éstos se cumplen, se va a facilitar que se de una búsqueda
de soluciones más rápida y eficaz, de mismo modo que si no
lo hacen, es muy probable que la situación empeore.
Comenzar el encuentro recordando a las partes en qué consiste la mediación es importante, ya que; por un lado, les señalamos que para solucionar un problema es necesaria otra forma de interactuar, y que la figura del mediador está ahí para facilitar la comunicación, de modo que puedan resolver el conflicto; y por otro lado, que el mediador les va a servir de modelo de interacción, entendiendo que lo relevante no es tanto el contenido de lo que se dice, sino más bien el tono y la forma del discurso.
Descripción de lo ocurrido por las partes en conflicto.
En esta segunda etapa de la fase de
mediación, cada una de las partes va a poder exponer su
versión del conflicto y va a tener la oportunidad de
expresar qué piensa y cómo se siente al respecto.
Este momento es ideal para que cada uno de
ellos perciba que es escuchado y pueda desahogarse. De ahí
que sea importante que el mediador genere un ambiente
distendido y, sobre todo, que gestione el intercambio de
mensajes.
El mediador debe conseguir que las partes respeten el turno de intervención, tratando de que realicen una escucha activa y empaticen cada uno de ellos con la parte contraria. También debe ayudar a poner sobre la mesa los temas más relevantes del conflicto (sin emitir juicios de valor o aconsejar), prestando atención tanto al contenido como a la relación entre las partes.
Aclaración del problema
En esta fase de mediación, la figura del
mediador es clave, ya que busca identificar en qué
consiste el conflicto para tratar de consensuar los temas
más importantes para ambas partes. Se debe asegurar la
conformidad mutua sobre los temas a tratar, de modo que se
pueda avanzar hacia una solución del conflicto.
Además, el mediador tendrá que conseguir
una versión consensuada del problema, explorando
principalmente los intereses que subyacen a las posiciones
de cada uno y dirigiendo el diálogo en términos de
intereses (un punto clave para poder resolver
adecuadamente el conflicto).
Esta etapa es de gran relevancia, dado que
gracias a las preguntas que formula el mediador y las
partes serán conscientes de que existen varios
puntos de vista o enfoques del mismo problema,
facilitando así la resolución del conflicto.
Asimismo, y como hemos apuntado
anteriormente, si cada parte presenta primero sus
intereses y después sus posiciones, será más fácil que la
parte contraria se muestre receptiva hacia las mismas.
En definitiva, el objetivo de esta fase es: identificar los intereses, necesidades y sentimientos de ambas partes; comprender la posición del otro de forma empática; y tratar de destacar los elementos comunes en la percepción del conflicto, destacando la importancia que tiene para ambas partes llegar a un acuerdo.
En esta etapa aún no ha comenzado el proceso de mediación sino que el mediador está estableciendo el primer contacto con las partes. Aquí se les explica en qué consiste la mediación y cuáles son las “reglas del Proceso”.
De esta forma se
indicará quién lleva a cabo la mediación; la posibilidad
de realizar sesiones privadas sólo con el mediador
prescindiendo de la presencia de la otra parte (caucus);
la duración de sesiones y del proceso; los honorarios del
mediador; y las normas de conducta. Estas últimas tratan
de hacer pedagogía a las partes sobre la necesidad de
favorecer la escucha activa, además de
indicarles la confidencialidad y voluntariedad
del proceso.
No hay que
olvidar que la base de la mediación es la voluntad
de las partes para solucionar sus discrepancias
por ellas mismas. Al ser un sistema autocompositivo de
resolución de conflictos son las partes las que
plantean las alternativas y llegan a un acuerdo. El
mediador es un facilitador para una comunicación
eficaz.
Si deciden
avanzar en el proceso y optar por la mediación, es
importante felicitar a las partes.
En este momento
habrán llegado a su primer acuerdo juntas.
👉 SEGUNDA FASE: Planteamiento de los Temas
Una vez se ha
decidido comenzar el proceso de mediación, el primer paso
es concretar los temas que las
partes quieren tratar. Se da a cada parte la posibilidad
de expresarse de forma libre y escuchar
respetando las exposiciones de la parte contraria sin contradecir lo expresado por la otra parte.
Acta de inicio
En la sesión constitutiva, el mediador
levanta una acta de inicio y se inicia el proceso en sí.
El mediador hace valer sus múltiples técnicas (lluvia de
ideas, asertividad, empatía...) para conseguir el acuerdo.
La sesión dura como máximo 90-120 minutos. Al terminar
esta sesión, se acuerda la fecha para la siguiente sesión.
Según el grado de dificultad para conseguir
el acuerdo, pueden ser necesarias hasta 5-6 sesiones en
total. Todo ello, manteniendo el máximo respeto entre las
partes, teniendo en cuenta los deseos y necesidades de las
personas, con el fin de que el acuerdo. Este clima es
importante mantenerlo en todas las sesiones. De no ser
así, la voluntariedad también la tiene el mediador para
retirarse de la mediación.
En este momento
las partes se encuentran cara a cara
explicando su versión. Es una fase delicada puesto que
habrá que afrontar momentos con alto contenido
emocional.
Las partes pueden
comenzar a atacarse con el riesgo de caer en una
comunicación marcada por la hostilidad hacia el
otro. El conflicto se verá entonces reducido a
dos posturas enfrentadas.
En sus
intervenciones, el mediador debe estar
al nivel como persona con alto grado de
inteligencia emocional, transmitiendo a las
partes la calma necesaria para crear un clima agradable.
Para ello, dejará que las partes se expresen libremente y
reconducirá la situación para generar confianza y
reducir la tensión cuando sea necesario.
Pero al margen de
esta capacidad de fomentar una comunicación eficaz, es
clave que el mediador descubra entre el alboroto emocional
la verdad objetiva de cada parte. Debe
comprender los motivos por los que las partes actúan o
sienten de esa forma. Por ello, tiene que legitimar
las historias de ambos, teniendo claro que
legitimar no significa justificar.
Si se plantease un tema sobre el que una de las partes no quiere hablar, es imprescindible descubrir el porqué. Para ello se tratará en una sesión individual si fuese necesario.
👉 TERCERA FASE: Búsqueda de
Alternativas
En esta tercera
etapa se crea una agenda con
los temas a abordar. Las partes colaborarán en
crear una agenda de trabajo común. En
ella, incluirán no sólo los propios intereses, sino
también los de la otra parte.
Búsqueda de soluciones
En esta fase se tratan los temas más
relevantes y se buscan posibles vías de solución y de
encuentro. Los mediadores deben facilitar la creatividad
en la búsqueda de ideas o soluciones (a través de técnicas
como la tormenta de ideas, visualización creativa, etc.),
analizando lo que cada parte está dispuesta a hacer y lo
que le pide a la parte contraria, solicitar que
valoren cada una de las posibles soluciones y pedir su
conformidad con cada una de las propuestas.
En esta fase es muy importante que se
manejen unas adecuadas habilidades de comunicación. A
estas alturas del proceso de mediación, cada parte
visualizará el hecho de ver que la persona contraria, que
hasta ese momento era su adversaria, se ha tornado en una
aliada con la que poder comunicarse con corrección y ha
hecho concesiones, lo que facilitará que la parte
concernida modifique también su conducta en pro de
mantener la nueva situación que beneficia a todos.
El
mediador es aquí el vehículo para llegar a una
necesidad conjunta y un interés común, fomentando la
creatividad para que puedan proponer opciones como
posibles soluciones.
La implicación del mediador en este punto está enfocada a que las partes propongan las soluciones. Intervendrá para tal fin, aunque también deberá seguir controlando todo el proceso de la forma en que se explicó en la segunda fase. Este control es necesario puesto que puede seguir afrontando cargas emocionales negativas y ataques entre las partes. Es clave que ayude a las partes a dejar de pensar en términos de quién gana y quién pierde y sustituirlo por “todos ganamos”.
👉 CUARTA FASE: Acuerdo y fin del Proceso
Para llegar a
este punto, las partes deben haber superado con éxito la
etapa anterior habiendo planteado diferentes propuestas o
soluciones. A partir de aquí el mediador trabajará para
que las partes reflexionen y analicen la
mejor solución de todas las expuestas. También
redactará y hará el seguimiento del acuerdo al que se
llegue.
Acta o Minuta final
Llegado al acuerdo, el mediador redacta el
documento de acuerdo de mediación. Este documento se
entrega a las partes para su estudio. En un máximo de 10
días, se levanta el acta final que sirve de título
ejecutivo. Esto es, que lo acordado se lleva cabo en los
términos pactados.
Cabe tener en cuenta que lo descrito es un
ejemplo genérico de mediación. Cada proceso puede tener
sus peculiaridades que lo modifiquen de una u otra forma,
pero a grandes rasgos, esto puede proporcionar una idea de
cómo funciona.
Finalmente, en esta última etapa de la
mediación que es la fase de acuerdo, el mediador debe
ayudar a las partes a evaluar las propuestas, así como sus
pros y contras, hasta que puedan decidirse por una de
ellas. Asimismo, ha de ayudarles a definir
claramente el acuerdo, buscando que este sea
equilibrado, realista, concreto, posible y claro, aceptado
por todos, evaluable y que quede por escrito.
Las partes tienen que comprometerse
a cumplir aquello que han acordado y deben firmarlo.
El mediador debería darse por satisfecho si las partes han
podido entablar comunicación, aunque finalmente no hayan
podido llegar a acuerdos concretos o, por algún motivo, no
hayan querido plasmarlo por escrito con su firma.
Incluso en las ocasiones en las que el acuerdo haya sido imposible, la mediación habrá servido como entrenamiento para poner en marcha otro tipo de habilidades de comunicación, así como para mejorar la relación entre las personas.
Es importante
contemplar la posibilidad del carácter temporal
de los acuerdos puesto que
las circunstancias pueden cambiar. Por eso, las
partes pueden prevenir posibles cambios futuros que pueden
originar conflictos. Para hacerlo, añadirán cláusulas que
contemplen estas variaciones, así como el compromiso de
acudir a mediación en el futuro.
Para terminar, el
mediador explicará los efectos del
acuerdo, entregará una copia del mismo a las partes y lo
firmarán.
Cabe destacar que el recurso de la mediación no debe considerarse como una alternativa peor que el proceso judicial por el hecho de que el cumplimiento del acuerdo alcanzado en mediación dependa de la buena voluntad de las partes.
En esto
consisten las etapas del proceso de mediación. Fácil y sencillo si las partes colaboran y
cooperan evitando el enfrentamiento personal y buscando
soluciones. Para eso está el
mediador, que facilitará y fomentará la
comunicación eficaz.
No somos Sicoterapeutas,
creemos en los circulos de aprendizajes
El saber Hablar es una gran necesidad,
pero el saber Escuchar es todo un gran arte
Vivir en Paz es Posible
REGRESAR A LA PAGiNA DEL PROGRAMA
El programa No a la Violencia esta hecho con el sólo motivo de generar
y realizar una vida llena de alegría y felicidad en esta vida y
no para el futuro cercano y menos lejano
SI QUERES SABER UN POCO MAS DE
COMO HACER CAMBIOS
SIN VIOLENCIA
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