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martes, 26 de marzo de 2024

¿LA MALICIA INDIGENA O LA ESPIRITUALIDAD PERVERSA?




Un mundo sin espíritu.


Escribe Oleg Yasinsky





Caminando entre las majestuosas piedras incas, un grupo de la televisión de un país europeo hablaba del origen de este lugar ceremonial y discutía infinitos delirios sobre extraterrestres. Frente a mi tímido intento de girar la conversación hacia el pasado real de aquellas tierras y de sus pueblos, me miraron como si estuviera loco y sentenciaron: "¿Usted no nos dirá que realmente cree que estas pequeñas y pobres criaturas fueron capaces de construir ciudades?"

Después entendí que toda la literatura esotérica sobre alienígenas deambulando entre las pirámides y los templos de los pueblos antiguos, antes que nada, se debe a una sola cosa: la mirada racista del hombre blanco, profundamente convencido de que la única capacidad creadora del Universo puede ser la de él o la de los extraterrestres, porque para él la única posibilidad de una civilización verdadera es solo la de SU civilización.

 


 

 

La gigantesca maquinaria educativa, histórica y mediática hace siglos nos cuenta la historia de un mundo visto desde un puñado de imperios europeos, que primero colocaron sus países en el gordo ombligo de los mapas y luego contaron a otros pueblos cuentos de sus 'grandes descubrimientos' de África, Asia, América y Oceanía.

Obviamente, dentro del descubrimiento de otras tierras pobladas con seres inferiores, también descubrieron civilizaciones construidas por el diablo o por extraterrestres. El supremacismo europeo, como base de la civilización occidental, poco tiene que ver con los 'shows' mediáticos del sistema tipo Black Lives Matter, sino que es algo mucho más sutil.

Es un horizonte cultural convertido en una creencia masiva de donde nace la mirada hacia el mundo, una pesada ancla de un galeón lleno de oro ajeno, hundida en un puerto de partida a otras tierras bajo la bandera izada desde los oscuros tiempos medievales, que afirma 'Europa = Civilización'.


En su larga y dolorosa interrelación con el resto de los mundos humanos, la civilización europea fue la única que se basó exclusivamente en la extorsión de los bienes materiales de otros, nunca aceptó ninguna negociación con esos otros, por la obvia razón de que siempre se sintió superior y, lo más grave, usando como escudo y excusa el dogma cristiano, que siempre negó la espiritualidad de esos otros.


La civilización occidental moderna, que surgió de la toma de la Roma antigua por los bárbaros, el culto a la superioridad tecnológica como sinónimo de 'progreso', con una 'espiritualidad' siempre en función del poder y del negocio, que a la larga son la misma cosa, llegaron a ser la única base de este archipiélago de soledades y locuras en el que se convirtió hoy la sociedad occidental.


Por eso bajo la excusa de la 'lucha por los derechos humanos universales', los dueños del poder económico y mediático atacan a las sociedades que no son capaces de entender y les imponen a sus nuevas generaciones el paradigma occidental consumista, castrando su capacidad cultural imaginativa. 

 

El grave problema del mundo está en que, por el efecto de la revolución informática y digital de las últimas décadas, grandes masas de la juventud de los más variados países, independientemente de su religión o idioma, ya son occidentales, es decir, reprogramados hacia un solo tipo de desarrollo, el que ya fracasó.

 

La sociedad humana actual, que se encuentra en la peor crisis de su historia, puede recuperarse y avanzar solo desde el reconocimiento de su presente derrota. Pero lo único derrotado es lo espiritual. Para darse cuenta de aquello debe aplicarse la óptica de las culturas y no de las tecnologías, que no toman en cuenta lo esencial, lo intangible, lo invisible a los ojos, según el más humano de los extraterrestres, el Principito.

 

La guerra del neoliberalismo contra las culturas ancestrales no es solo por los recursos naturales que guardan sus pueblos, sino que es una lucha por los ojos de sus hijos. Es por la calidad de los sueños, que son la materia prima con la que construiremos la más sólida de las realidades, la que tendrá, en lugar de cuatro paredes, un gran círculo del horizonte, y por techo, la luz negra de lo infinito con unos cuantos millares de estrellas, que no serán todas las de la Unión Europea.

 

Naciones poderosas como los imperios de europa y de

norteamèrica solo nos deparan más de lo mismo

“El Colonialismo”, salvaje sistema del robo y de la

 desgracia de miles de pueblos en este mundo.

 

Puedes leer un poco más sobre la imposición de las naciones o reinos sobre los pueblos colonizados en este atajo presionando este titulo:

 La imposición

 

Digamosle No la Violencia


Ciertos reinos y naciones nos han impuesto por las armas y el abuso de la fuerza y de la religión, sus ideas y creencias y hasta cómo y qué comer.

 

El programa No a la Violencia esta hecho con el sólo motivo de generar y realizar una vida llena de alegría y felicidad en esta vida y no para el futuro cercano y menos lejano, conociendo cual es la raíz de todos los males



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